El 5 de Marzo de 1752, Don Manuel Antonio Sanchez de Cos, Juez Subdelegado, se presenta en Vallejo para realizar el interrogatorio de las 40 preguntas para la Única Contribución. Ante él, y designados por el regidor del pueblo como peritos para contestar las preguntas, se presentan Manuel Fernández, Juan Martínez y Rafael Fernández. El regidor que les ha designado es Antonio Robredo, el cual también está presente. Todos prestan juramento en presencia del cura beneficiado en la parroquia, Don Santiago de la Peña.
El lugar de Vallejo estaba incluido en 1752, junto con Cidad, Población, Crespos y Arreba, en el Valle de Hoz de Arreba y Zamanzas, que pertenecía al Marques de Cilleruelo, por lo tanto era señorío. Los vecinos de Vallejo ignoraban el nombre y apellidos del Marques aunque sabían que residía en Olmedo. Los vecinos de Vallejo pagaban cada año perpetuamente al Marques 3 fanegas y 4 celemines menos cuartillo de trigo y otro tanto de cebada, con la obligación de ponerlo a costa de este lugar en el de Hoz de Arreba distante de él como una legua (5.572 metros),, y también le pagan y contribuyen anualmente con 84 reales por razón de los derechos de alcabala de las que se adeudan en este dicho lugar y su termino y en 3 tercios cuya cantidad se reparten entre los vecinos con la debida consideración de las ventas, tratos y granjerías de cada uno, lo que ponen cada tercio en poder del Mayordomo de dicho Marquesado, que reside en la villa de Medina de Pomar, llamado Don Pedro Morquicho Medinilla lo que no han ejecutado de 7 años a esta parte ni los demás pueblos de dicho Valle a causa de haberse hecho embargo en todos ellos de dicho derecho de alcabalas de orden de su Majestad, no saben la causa sobre que recayó el embargo por cuya razón obra en poder de dichos pueblos como en este lo devengado en el discurso de dicho tiempo.
Vallejo tenia una superficie desde levante a poniente de 1000 baras (835 metros) y desde el norte al sur 1500 baras (1.252 metros), y que la circunferencia de todo él será como 5 cuartos de legua (6.965 metros) y confronta por levante con termino del lugar de Cidad, por poniente con Daylanes y con Barrio la Cuesta, por el norte con el de San Miguel y por el Sur con el de Tudanca, con todos los cuales tiene comunidad de pastos en los términos privativos de unos y otros.
En el termino de Vallejo podíamos encontrarnos nogales, olmos, robles, ciruelos, manzanos, perales, gerbales y fresnos. Los peritos los valoraban de la siguiente forma: un nogal 16 maravedis, perales y manzanos en 8 maravedis y los demás árboles en 4 maravedis.
En Vallejo había 30 fanegas de tierras de primera calidad, de segunda 60 y de tercera 40 fanegas. En estas tierras labrantías, los vecinos de Población plantaban trigo, centeno, cebada, avena, linueso, lino, habas y algunos años titos, lentejas, yeros, ricas, maíz. Y la rotación de los cultivos era ya conocida y se realiza de la siguiente forma:
La fanega de tierra de primera calidad sembrada el primer año de trigo produce 4 fanegas, el segundo de habas produce 3 fanegas y el tercero de cebada produce 4 fanegas.
La fanega de tierra de segunda calidad sembrada un año de trigo produce 3 fanegas y el siguiente de cebada produce otras 3. La fanega de tierra de tercera calidad sembrada de centeno, produce 2 fanegas.
La fanega de tierra que se siembra con 2 de linueso produce 16 mañas de lino en bruto y 16 celemines de semilla cuya especie se siembra en los huertos.
Además obtenían beneficios del queso, lana, crías de cerdo, cera, miel, bellota y leña. Y no sólo había que labrar la tierra para subsistir sino que había que pagar el diezmo, que era de cada 10 fanegas una de todos los frutos de grana y menudos exceptuando la hierba y la fruta de hueso. En el caso de Vallejo, una tercera parte de los diezmos se pagaba al Arzobispo de Burgos y las otras dos partes a Don Santiago de la Peña, el cura beneficiado de la Iglesia Parroquial de Santa Leocadia de Vallejo. Don Santiago percibía también las primicias (primeros frutos de la tierra que posteriormente se estableció en una cantidad fija de celemines). Cada vecino le debía dar 2 celemines, uno de trigo y otro de centeno.
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